El Caserío Izcacuyo está ubicado en Jicalapa, a un par de kilómetros de la costa de La Libertad, cercano a las zonas de mayor afluencia hotelera y de las playas muy populares de El Salvador. Lo realmente curioso es que, a pesar de estar tan cerca de áreas de playa populares y llenas de comercio; Izcacuyo es una zona rural aislada, a la que se llega a través de un camino vecinal en muy mal estado, además de no contar con servicio de agua potable ni electricidad.
“Todo este tiempo nos hemos sentido abandonados. Por más que hablábamos y decíamos, no se nos escuchaba. Ahora estamos beneficiados, y esto es gracias a Dios, a FONAES y la alcaldía”, expresó Flor Valdez, habitante de Izcacuyo, durante el evento de entrega de sistemas fotovoltaicos en su comunidad.
Desde sus orígenes, el caserío Izcacuyo, sumó décadas sin acceso a energía eléctrica, y demás problemáticas por falta de saneamiento ambiental. Las 13 familias que lo conforman, han vivido entre sombras, olvido y falta de oportunidades. El acceso al lugar es limitado, debido al estado de los caminos para ascender a la zona, sumado a la necesidad imperiosa de atravesarlas con la luz del sol.
Vivir en penumbras implica privarse de una vida plena en la actualidad. Según el jefe de la Unidad Ambiental de la alcaldía de Jicalapa, Dagoberto Beltrán, Izcacuyo cuenta con al menos 50 años de existencia, desde que un conjunto de familias decidieron habitar la zona. Para entonces, y hasta hoy, candiles, linternas y velas, fueron la fuente de luz que ayudó a los pobladores a realizar con mucho esfuerzo sus actividades cotidianas.
Fue hasta esta mañana, que el Fondo Ambiental de El Salvador (FONAES) inauguró el proyecto “Instalación de sistemas fotovoltaicos y Reforestación de 14.4 Hectáreas en el Caserío Izcacuyo, Cantón Argentina, Municipio de Jicalapa, La Libertad”, para proveer luz y esperanza a los hogares del sitio. El objetivo principal del proyecto es contribuir al desarrollo de los habitantes del caserío que no cuentan con acceso a energía eléctrica, pero que a través de la obra, tendrán acceso a energía limpia, mediante la instalación de sistemas fotovoltaicos.
De este modo, el acto de entrega de los paneles solares, se realizó en medio de una fiesta, en donde se hicieron presentes miembros de la comunidad beneficiada, personal técnico del FONAES y de la alcaldía de Jicalapa; que entre el sonido de marimbas y cohetes de vara, celebraron el inicio de un mejor futuro. El tener acceso a energía eléctrica también promoverá mejoras en su salud, ya que el uso excesivo de candiles, complicó las vías respiratorias de niños y ancianos durante décadas. ¡Izcacuyo festejó a lo grande!
El proyecto incluirá componentes como la reforestación de 14.4 hectáreas de la zona, con el fin de propiciar el crecimiento de nacimientos de agua y disminuir la escasez del recurso, y también la implementación de la metodología “Guardianes Ambientales” en el Complejo Educativo La Pedrera, Cantón La Perla, dirigido a estudiantes entre los 9 y 17 años de edad.
Por su parte, el técnico de proyectos del FONAES, Jorge Canales, expresó en el evento de entrega de los paneles solares: “Nos complace anunciar que a través de este proyecto, impactaremos las vidas de familias del caserío Izcacuyo, mediante acciones de descontaminación ambiental, arborización, educación ambiental, organización de un comité ambiental local; y por supuesto, con la provisión de sistemas fotovoltaicos para generar energía eléctrica para estos hogares, que lo han necesitado durante tantos años”.
La inversión total de la obra asciende a $38,162.5; $30,962.50 financiado por el FONAES, y el resto como aporte por parte de la Alcaldía de Jicalapa, ente acreditado como unidad ejecutora de proyectos del Fondo.
Hacia un futuro mejor, gracias al FONAES
Los niños que habitan Izcacuyo, tendrán la posibilidad de estudiar con mejores condiciones; crecerán y vivirán con beneficios que sus padres no obtuvieron a su edad. Las mujeres y hombres del caserío, también podrán vivir su etapa productiva con mayores facilidades, forjando un porvenir diferente para sus hijos. Y los adultos mayores, gozarán la dicha de haber vivido esta transformación, donde sus hogares no padecerán más penumbras.
La oscuridad será solo un recuerdo para los pobladores de Izcacuyo, pues los días venideros, ahora serán días de luz. El camino que resta para ellos, pinta con mejor color y dirección. En definitiva, las brechas de desigualdad social y económica, se reducen con la provisión de herramientas que aportan al desarrollo de las personas. Es tiempo de comprobar que las soluciones basadas en la naturaleza transforman vidas.
«Vamos por el camino correcto»
